(La gota que jamás descansa, ni siquiera en las navidades, quiso reseñar el estreno de Chihuahua no es cuartel, pastorela irreverente en tres actos de Luis K’Fong, dirigida por Micaela Solís y actuada por Roberto Solís, Gladys Abigail, Fernando García, Alberto Rodríguez, Joaquín Ang, León Antiteo y Claudia Muela. Pero todos nuestros escritores están de vacaciones, excepto Plinio Mórdax, autor de casi todas las crónicas policiacas de la revista. El resultado fue éste. Tómese con todas las reservas del caso…).
En el cruce de las rúas 20 de noviembre e Independencia, se perpetró, ante la anuencia y paciencia de las autoridades, el incalificable acto… o mejor dicho, los tres incalificables actos que componen la irreverente pastorela Chihuahua no es cuartel del sujeto que dijo llamarse Luis K’Fong y de quien luego proporcionaremos su retrato hablado.
Comandados por la lidereza Micaela Solís, un grupo reducido de alborotadores grabaron lo que calificaron de representación teatral combativa.
El recuento de los daños materiales y personales, pero sobre todo espirituales, todavía no se ha hecho —comentó el investigador a cargo del operativo que acudió ante la denuncia de los vecinos.
Sin embargo han de suponerse cuantiosos éstos últimos, pues unos a quemarropa, otros con distancia a discreción, fueron percutidos trescientos cinco versos; unos disparados con armas largas —eran decasílabos—, el resto con armas cortas —octasílabos.
El profesor Cardozo y Ramón, psicólogo español contratado por la fiscalía general, opinó a pregunta expresa: “Este tipo de actitudes son producto de la sicosis que ahora se vive en esta ciudad, pero el apoyo que estamos dando a las víctimas de los poetas, pronto dará resultados; los escuchas, más temprano que tarde, volverán al gusto de los narcocorridos…”.
Los ahora presuntos aparecieron con aspecto sospechoso, sobre todo por la forma en que visten, pero especialmente quienes se hacían pasar por pastores, mismos que salieron de entre cobijas a actuar, en obvia alusión a la forma en que son entregados los ejecutados hoy en día.
Desconcertada, la policía que se había constituido como tal en el lugar para dar parte, no sabía si levantarlos, aplaudir contagiados por el entusiasta público, reportarlos o fijar una de las narcomantas decomisadas en diversas ocasiones. Finalmente se concretó a rodear el lugar con la consabida cinta amarilla y, por radio reportar el 18 con 36 que alteró momentáneamente el orden garantizado por el actual gobierno.
Los polifederales apoyaron a los polipreventivos, ante la complacencia expresa de los policletos.
Las palabras fueron recolectadas por sendas grabadoras que traían los innumerables agentes de gobernación, tanto federal como local y, según se informó, deben estar siendo examinadas en los laboratorios del C4, donde, por ley se hace la necropsia a la pastorela que, sin más averiguaciones, dejó caer el telón. Dependencia que sólo ha adelantado que algunas rimas son desafortunadas, pero que en general se conservaron el ritmo y el metro.
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